En el mundo del trabajo no basta con tener sed de éxito. La lucha es diaria y hay que dar lo mejor a cada momento para alcanzar los objetivos. Aunque la tarea guste, el salario sea bueno y en la oficina se respire «buen rollo», a veces se requiere de una dosis fuerte de motivación laboral que impulse a seguir adelante sin aflojar. ¿Quieres estar en el podio entre los mejores en lo tuyo? Pues entrénate para ello.

La motivación es fundamental para avivar el fuego de la pasión por el trabajo y focalizarse en la tarea diaria sin distraerse. La fuerza de voluntad y la paciencia son algunas de las habilidades necesarias para no dejarse vencer por las debilidades y apostar a más. Con actitud, con coraje y valentía. Para crecer es necesario pisar fuerte y luego lanzarse. Motívate e inspírate para dar el salto en el momento justo.

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Algunas técnicas de motivación laboral que catapultan al éxito

En el trabajo, como en cualquier otra área de la vida, no existen las fórmulas mágicas. Pese a ello, incorporar algunos hábitos a la vida laboral contribuye a alcanzar objetivos y crecer en la carrera. Porque el éxito no viene solo; hay que salir a buscarlo. Entrena tu voluntad y haz el esfuerzo de cambiar el chip. La recompensa será grandiosa.

• Las cosas caen por su propio peso. Medir algunas cuestiones en el ámbito del trabajo resulta efectivo. Por ejemplo, los aspectos positivos y negativos. Si los primeros pesan más que los segundos en la balanza, habrá que centrarse en ellos para sobrellevar lo más adverso y sortear obstáculos.

• El optimismo en primer lugar. Tener una mentalidad ganadora no garantiza el éxito, pero sí le abre las puertas de par en par. ¿Qué significa? Que si hay errores deben ser incorporados como aprendizaje y experiencia, con confianza y ánimo de superación.

• Protagonizar la carrera profesional. Hay quienes aceptan cumplir roles protagónicos y quienes se sienten más cómodos en roles secundarios y que dependen de otras personas. Si estás entre los primeros, coge las riendas y ve por tus objetivos. No te quedes de brazos cruzados aguardando las oportunidades. Sal para conquistarlas. No te duermas. ¡Despierta!

• Renovar los objetivos personales puestos en el trabajo es substancial. A cierta edad uno trabaja únicamente por un salario. Cuando madura empieza a priorizar otras cuestiones como el tipo de tarea, el desafío que esta supone o el nivel de participación que se tiene en el producto o servicio final. En otras circunstancias se cambia de trabajo porque el rol desempeñado ya no inspira a dejar la cama cada mañana. Tú cambias, tus metas también. ¿Lo tienes claro?

• Busca el lado luminoso a tu trabajo. Seguramente lo tiene. Si todavía no lo has descubierto, proponte hacerlo pronto o abandona el puesto. Hacer lo que a uno le gusta no tiene precio, pero sí un gran valor.

• Gestionar el tiempo de trabajo y las pausas. La organización en el trabajo es esencial. ¿Dónde radican algunos de sus pilares? En saber establecer horarios para la realización de tareas en las horas más energéticamente productivas, incluyendo recreos para desconectar y recargar baterías y creatividad.

Alcanza tus objetivos y vuela alto. Entrena tu voluntad y tu paciencia. Las necesitarás.

Aprender a esperar es la clave

Hay que trabajar duro para obtener buenos resultados. Nadie crece profesionalmente por casualidad. Apresurarse o impacientarse son errores comunes que conviene evitar en el camino hacia las metas laborales. La paciencia es la virtud que caracteriza a los grandes líderes empresariales; a los pioneros que abren camino a otros. Para conquistarla, algunas lecciones básicas sobre como tener paciencia en el trabajo.

Para trabajar en equipo es preciso confiar en los demás

La mayoría de las compañías en la actualidad apuestan a la sinergia dentro de los grupos de trabajo. Y, oh casualidad, uno de los desafíos más grandes de trabajar con otros radica en saber delegar, respetar puntos de vista diversos y apoyar a los principiantes. Para ello hay que ser paciente: no adelantarse ni opinar por impulso, no apresurarse a juzgar las tareas de los compañeros y respetar los tiempos otorgados a cada tarea.

El momento preciso llega; hay que esperarlo

No actuar a tiempo es un grave problema en el mundo del trabajo, pero acelerarse y actuar por impulso también lo es. La recomendación apunta a saber esperar el tiempo exacto (ni antes ni después) para tomar determinadas decisiones profesionales.

La impaciencia es una mala compañera en el trabajo

Para alejarla de tu puesto de trabajo es preciso dejar de lado el estrés y la incertidumbre, entre otros elementos. ¿Cómo es posible? Tomando conciencia y asumiendo las debilidades propias (así también las fortalezas) y los retos que presenta cada trabajo (el poco tiempo, el bajo presupuesto o la falta de experiencia). Todo, con actitud proactiva y optimismo.

No rendirse hasta alcanzar la meta

Hay un tiempo para todo. Si se trabaja duro y con un plan previamente elaborado hay que aguardar los resultados sin claudicar. Trabajar y trabajar sin prisa ni pausa es el consejo. Pero atención: a veces ser paciente se confunde con «dormirse en los laureles». Nada de eso. Cuando el plan no está funcionando es preciso «recalcular» y cambiar el rumbo. Reaccionar a los datos y hacerlo a tiempo resulta clave.

Cursos de motivación laboral: ¿qué pueden hacer por ti?

Este tipo de cursillos permite a los asistentes hallar el estímulo positivo necesario para trabajar cada día con energía, alegría y entusiasmo. Contribuye a que los trabajadores aprendan a motivarse en lo personal y, también en el campo profesional, para crecer en su carrera y ascender peldaños en su organización.

En efecto, los cursos de motivación y liderazgo empresarial dotan a las personas de habilidades, recursos y herramientas para desempeñarse mejor en el trabajo. De este modo, se capacitan para lidiar con las adversidades, gestionar sus tiempos en un mundo laboral exigente y veloz y a manejar el estrés que ello genera.

Sin duda, salir a buscar la motivación laboral y abandonar la quietud a la espera de los cambios es indispensable. ¿Para qué? Para convertirte en un trabajador proactivo, protagonista de su propia carrera y ya no víctima de las circunstancias o coyunturas. De esta forma conseguirás todas las metas que te propongas.